miércoles, 1 de mayo de 2013

ARTE EN EGIPTO Y PRÓXIMO ORIENTE


Se trata de una pintura Egipcia realizada en la Tumba de Rekhmire,  Noble Tebano (denominada TT100) que fue Visir del Sur, Alcalde de Tebas y Administrador del Templo de Karnak  y situada en Sheij Abd el Qurna en el Valle de los Nobles de Tebas, correspondiente a    la dinastía XVIII, reinando Tutmosis III y Amenofis II. En esta tumba se encontraron los textos  administrativos más importantes del Reino Nuevo. Prácticamente  todo que sabemos de Rekhmire viene de su tumba, cuyas paredes  tienen trescientos metros de superficie, todos ellos decorados con magníficas pinturas, en la imagen vemos  un fragmento  donde podemos observar el tipo de vida que llevaba, recibiendo tributos y ofrendas y haciendo de guía espiritual, plasmando escenas de construcción, vendimia, escenas de caza y pesca, vida profesional y privada del  visir… Como la mayoría de las tumbas privadas, la de Rekhmire es bastante simple, se trata de un Hipogeo excavado en la montaña, con una  puerta y fachada sencilla  y muy vertical;  por dentro consiste  en un patio que lleva a un vestíbulo,  tras el cual se encuentra una capilla larga que  es ciertamente la parte más interesante de la tumba en cuanto a decoración, con un techo que de tres metros de altura en su entrada  ascendiente en su parte posterior. La decoración comienza en el vestíbulo con un estilo arcaico similar a las tumbas del Reino Medio, y se extiende hacia la capilla adquiriendo una mayor calidad. La pared opuesta a la entrada, en el extremo sur, a la que pertenece la imagen,  representa los  tributos traídos de países extranjeros, nos encontramos con el homenaje de la tierra de Punt que incluye árboles de incienso (mirra), oro y piedras preciosas, marfil, un babuino, monos y pieles de animales. Los Nubios que portan ébano, oro, pieles de leopardo, piedras semipreciosas, babuinos, una jirafa con un mono verde que trepa en su cuello. A continuación, los sirios (de la tierra de Retjenu) vestidos con largas túnicas blancas y barbas puntiagudas, llevan su tributo en forma de carros y caballos, un oso y un elefante, armas y vasos de metal, lingotes de cobre y cerámica. Pero la imagen que nos ocupa es  el tributo de Keftju (Creta o las Islas del Mediterráneo), que incluye jarrones decorativos, plata, lapislázuli,  ánforas y vasijas en forma de cabezas de animales. Los hombres cuyo tributo se pinta, usan las vestimentas micénica en vez de faldas Minoan, mostrando que el comercio micénico probablemente comenzó durante el reinado de Tutmosis III, se aprecia el lujo en las faldas, las coronas que portan, las vasijas y anforas,  donde utilizan el color dorado como muestra de riqueza, lujo y opulencia;   el Faraón debía de ser agasagado como “se merecía” al ser el intermediario entre lo humano y lo divino y señor de todas las cosas,  y en consecuencia los tributos tenían que ser  los mejores productos de los pueblos  conquistados, los más valiosos, a la altura del Faraón.
 
Con la  dinastía XVIII, comienza el Imperio Nuevo, la época más importante y gloriosa de la historia de Egipto. Su comienzo está marcado por la expulsión de los hicsos y la reunificación del país, que experimenta un desarrollo en todos los ámbitos, tanto politico, social como económico, realizandose numerosas obras arquitectónicas y artísticas, aunque siguieron siendo eminentemente simbólicas, funerarias  y religiosas. Fue un periodo expansivo territorialmente, con Faraones guerreros, lo que llevó a una nueva iconografía egipcia, como la aparición en pinturas y relieves del carro de Guerra.  La  pintura, aún siguiendo las normas básicas  que rige el arte Egipcio durante toda su existencia, a saber, frontalidad, hieratismo,  canon de perfil, jerarquia, ausencia de perspectiva y colores planos,  da un pequeño giro y se puede apreciar un perfeccionamiento del estilo con respecto al cuerpo humano,  las formas se ven ahora más graciosas, con contornos menos rígidos, dotadas de movimiento, y en donde los colores están más logrados,  lo que permitió plasmar transpariencias, aumentando la paleta de colores utilizada, aparecen colores mas fundidos entre sí,  y que por la cantidad de pequeñas pinceladas  representan texturas, llegando a aparecer al final de la dinastía como un punteado. La técnica pictórica de los egipcios fue un precedente de la pintura al fresco o témpera, ya que hacían de los pigmentos naturales, extraídos de tierras de diferentes colores, una pasta de color, que mezclaban con clara de huevo y disolvían con agua para poder aplicarlo sobre los muros, revestidos con una capa de tendido "seco" de yeso, aunque también utilizaban la técnica de la acuarela, mezclando los pigmentos con colas y resinas.  La riqueza y prosperidad a la que haciamos antes referencia, se pone de manifiesto en la pintura de este periodo, donde  el lujo y el  exotismo queda reflejado en las joyas, tocados y  vestimentas de las grandes damas de la época. Se utilizan sombreados o intensificación de colores en algunas zonas de la pintura para dar sensación de relieve y profundidad. Las representaciones están cargadas de fuerza. Personas y animales dan sensación de estar vivos y moverse. A medida que avanza el período, van cambiando los estilos y las formas elaborándose más aún. La pintura se vuelve más impresionista, incluyendo más líneas curvas y dando mayor sensación de movimiento. La pintura, junto con el relieve, decoran los muros de los templos y tumbas, narrando la vida del país, cuyos temas pasan a ser, de escenas de ofrendas exclusivamente, a representar también escenas de fiestas, expediciones, escenas relacionadas con los dioses, escenas de la vida cotidiana o facetas de la vida personal del difunto.
 
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Es un bajo relieve asirio, del siglo VII a C.,  denominado la Leona Herida,
          del palacio de Nínive y actualmente se encuentra en el Museo Británico de           Londres, realizado bajo el  reinando  de Assurbanipal III.
La imagen que nos ocupa es uno de los mejores bajo relieves del Palacio de Nínive, última capital del Imperio Asirio, y es un fragmento de uno mayor, dedicada a la caza del León que  representa una leona herida,  dos flechas le traspasa la espina dorsal y esto le impide ponerse en pie, aun así, la leona muestra su fiereza y nobleza al intentar caminar arrastrando sus patas traseras, profiriendo un último gruñido como muestra su boca abierta. Su cuerpo está visto de perfil y tiene mucha expresividad y realismo,  se aprecian sus músculos y garras, e incluso el chorro de sangre manando de sus heridas. La flecha del  cuello es menos mortal, ya que no le traspasa el cuerpo, y se puede apreciar que las flechas mortales son las traseras,  estando la central  en paralelo con la pata derecha delantera. La leona está a punto de morir, aunque se revela, majestuosa, dando un último rugido orgulloso.
 
Los reyes practicaban  la caza y en muchas ocasiones aparecían en los bajo relieves lanzando flechas a leones, mostrándonos que el León ya existían en Mesopotamia en el s. VII a C., donde el Rey se enfrentaría con ellos matándolos, pasando así a la historia como monarcas valientes y poderosos, dejando patente que solo él, como monarca,  sería capaz de enfrentarse al más fiero de los animales salvajes, el León. El relieve es la forma de expresión plástica en todo Mesopotamia, en donde se utilizaba entre otras, la perspectiva torcida, al modo egipcio, sobre todo en las figuras, representadas con la cabeza y piernas de perfil y el cuerpo de frente; la utilización de registros para ordenar la sucesión narrativa; o la ausencia de perspectiva. El relieve alcanza un nivel técnico y plástico extraordinario, convirtiéndose como en el caso del arte asirio en una verdadera seña de identidad cultural. Se puede apreciar diferencias en las distintas etapas históricas, en el siglo IX,  los temas eran religiosos, con genios alados y sin protagonismo de los reyes, con figuras estáticas, aunque con tendencia al naturalismo; después se comienzan a reproducir acciones militares y hazañas del rey, con imágenes de torturas y castigos a sus enemigos, aunque de menor calidad y ya en las siguientes etapas, el relieve asirio mantendrá su importancia narrativa y se acentúa el carácter propagandístico de sus reyes, alcanzándose el punto álgido en el s. VII.
 
El Imperio Asirio estaba situado al Norte de Mesopotamia, cuna de la civilización,  era un aglutinado de pueblos que lucharon por imponer su poder. Fueron una monarquía eminentemente militar y guerrera, siendo famosos por su extrema crueldad hacia sus enemigos. El arte asirio tiene gran influencia de las civilizaciones sumerio-acadias y babilónica, y  en el primer milenio, Asiria se consolida como gran potencia y goza de su máximo esplendor artístico, donde se construyen grandes ciudades-palacio, realizados en adobe y ladrillo, aunque cimentadas en piedra, a imitación de los sumerios, y cuyos muros eran recubiertos con bellos bajo relieves llamados  "ortostatos", y que está íntimamente ligados a la arquitectura,  de tradición Siria y de Anatolia,  hechos en piedra, mármol o alabastro yesoso, de fácil talla, que  se complementaban con pinturas, cuyos temas son esencialmente narrativos, cumpliendo una función de propaganda política ensalzando el poder y las hazañas del rey. Se busca el detallismo aunque con ciertos convencionalismos,  la representación de animales son muy realistas y sus formas anatómicas muy marcadas con unas proporciones  perfectas.
 
 Como ya se ha mencionado anteriormente, los relieves van íntimamente ligado a la arquitectura palacial, cabe mencionar los relieves  que decoraron el  palacio de Kalakh que  fueron realizados para ensalzamiento de Assunasirpal II, se representan escenas de desfiles, campañas militares, cacerías y banquetes. En los de Khorsabad se exhibe una gran  técnica, muestra un ambiente cortesano y algunos aspectos de la vida de Sargón II  que aparece representado como oficiante religioso, y con pocas escenas de tipo bélico. En cuanto a los relieves correspondientes a Assurbanipal III, en el palacio de Nínive, destacan escenas de guerra contra los elamitas y contra los árabes, así como escenas palaciegas, como el Banquete bajo el emparrado, o cacerías de leones, al que pertenece la leona herida de la imagen.
 
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1. Título de la obra: Estatua sedente del intendente Ebih-Il
2. Autor: Anónimo
3. Cronología: 2300-2500 a.C.
4. Dimensiones: 52,5 cm. De altura
5. Material: Alabastro
6. Técnica: Escultura de bulto redondo, tallado, proceso sustractivo.
7. Localización: Encontrado en el Palacio de Mari, actualmente en el Museo del Louvre
8. Cultura: Sumeria
 9. Comentario:
9.1. Breve descripción física de la obra: Se trata de una escultura de bulto redondo, es una figura masculina, sedente, sentado en una especie de taburete, sin pies, con manos en el pecho en forma orante, cabeza rapada, barba cortada y rizada, ojos en lapis lazuli, muy abiertos, cejas unidas con relieve y falda (kaunakes) con textura lanosa.
9.2. Creación de la obra y su contexto: Fue creada en el periodo Dinástico Arcaico, en Sumer,  en donde la ciudad de Ur y Lagash pasan a ser las ciudades más importantes de Sumeria; en el III milenio a C. la ciudad se convirtió en la unidad fundamental de la organización social, donde el hombre sumerio tenia un referente fundamental, tanto  en lo social, lo religioso o político. La ciudad de Mari,  fue fundada a principios del tercer milenio, y en cuyo templo, dedicado a la diosa Ishtar, se encontró la estatua que nos ocupa. Los  templos se convierten en verdaderos núcleos comerciales y en su interior se fundía las funciones religiosas,  comerciales y administrativas, la sede  política  comienza a independizarse  del templo, y se construyen los palacios, entrando ambos poderes en competencia. Mari  era una ciudad próspera, con muchos templos y un palacio, en donde estaba ubicado un gran santuario,  situada al oeste de Mesopotamia  era paso obligado para el comercio con Siria. Este periodo fue muy importante y crucial para la civilización, ya que no solo se organizan las gentes por primera vez  en núcleos urbanos, sino que aparece la escritura. Se desarrolla la arquitectura con la construcción de los templos bajos o ras de suelo, que estaban en el centro de la ciudad y estaban amurallados, los palacios y una producción escultórica de carácter religioso, donde la producción artística estaba encaminada al ensalzamiento del poder y los dioses, que estaban vinculados a la naturaleza,  proliferando  las estatuas de culto en forma de orantes, votivas, para situarlas ante la imagen de los  dioses.
 
9.3. Tendencia artística o estilo: La escultura sumeria tiene una serie de características que va a ser copiado por otras culturas como los acadios o neosumerios. La escasez de piedra que pudiera permitir grandes piezas escultóricas, condicionó la realización de la escultura exenta sumeria, que fueron pocas y de tamaño reducido. Utilizan la piedra caliza o el alabastro, que permite un acabado pulido muy fino, bastante proporcionadas y buscando plasmar la realidad, lo que se ve, no lo que se imaginan, como el caso de los egipcios.  Las figuras son rechonchas, muy angulosas y geométricas. Las cabezas suelen estar en muchos casos rapadas o bien con trenzas, sin cuello y con cara expresiva con grandes ojos, sonriendo levemente y con barba en el caso de los hombres. Los brazos siempre delante del pecho con las manos juntas, en postura orante. La vestimenta viene reflejada con una especie de manto, llamados kaunakes, que los hombres lo llevan a modo de falda y las mujeres le llega hasta los hombros, que aparece en muchas ocasiones con flecos en la parte de abajo. Tenían una finalidad concreta, que era de carácter religioso y se depositaban en los templos para ofrecer tributo u ofrendas a la divinidad. La figura del intendente Ebih-Il es buena muestra de ello, mostrando así mismo las características propias de la escultura exenta de este periodo.
9.4. Características estéticas de la obra: Correspondiente  al periodo Dinástico Arcaico, es una obra de fino acabado,  de gran calidad, donde se aprecia una evolución con respecto a  los anteriores orantes encontrados, que eran mucho más toscos, más cónicos y planos, como por ejemplo el grupo de orantes de Tell-Asmar, donde podemos observar el cambio de estilo en la figura que nos ocupa, con  una tendencia al naturalismo, con rasgos amables y risueños, el cuerpo se redondea y la proporción es más natural, con forma angulosa, sobre todo en los codos,  con texturas en el faldellín y barba. Sabemos de quien se trata gracias a una inscripción cuneiforme en el hombro, que nos desvela su nombre y su título, administrador o intendente, cuyas inscripciones eran bastante comunes en la época. Los ojos, grandes y muy abiertos, rematados con lapis lazuli, le confiere un aire muy realista.
 
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  TEXTO:
 
El trabajador de la necrópolis  Inheret Khai, saluda a su señor, el portador del abanico del Rey, supervisor de la necrópolis, visir, Khai, en  vida, prosperidad y salud
Pueda yo enviar una carta oficial al gran señor de Tebas, el alto sacerdote de Amon  y al segundo sacerdote de Amón, así como a los inspectores que son los responsables del tesoro del faraón, para que nos provean de todo lo que se necesitamos.
Para la información de mi señor: ocre, resina, pigmento amarillo, pigmento rojo, ocre  rojo,  sustituto  de  lapis  lazuli,  pigmento  verde,  ungüento  fresco  para repasar, y telas viejas para las mechas.
Yo llevaré a cabo la tarea que mi señor me ha encomendado”
 Carta de Inheret  Khai  al visir Khai, Deir el Medina.
XIX Dinastia, fechada en el reinado de Ramsés II
 
Se trata de un documento literario de género epistolar y de carácter funerario-religioso de la época del Imperio Nuevo Egipcio; es en consecuencia una carta, una fuente de información de primera mano, por lo tanto  muy fiable, siendo contemporáneos los hechos con la elaboración del documento, cabe resaltar la importancia histórica del mismo, ya que nos da una idea de como funcionaba la burocracia oficial para la provisión de materiales de construcción, así como los materiales y técnicas a emplear;  y digo que es funerario-religioso, porque se trata del proceso de la construcción de tumbas faraónicas, que está íntimamente ligadas a la religión en Egipto desde tiempos antiguos.  Aunque no consta la fecha, cabe suponer que sería alrededor del año 1.301 a C., ya que el Visir Khai, al que fue dirigida la carta,  lo fue en tiempos del Faraón Ramses II de la XIX Dinastía, y sabemos también, que en ese tiempo, los faraones comenzaban las construcciones de  sus tumbas en el momento en que subían al trono, siendo la fecha mencionada, el momento en que es proclamado faraón, ya que la construcción de la tumba podría llevar muchos años, por lo que cabe pensar que sería la tumba de este Faraón, denominada hoy como la tumba KV7.  También podemos saber que se trata de la construcción de la necrópolis del  Valle de los Reyes,  por dos cosas principalmente, la primera porque los faraones del reino Nuevo son enterrados allí, incluido Ramsés II,  y la segunda porque el poblado de  Deir el Medina,  inaugurado por Tutmosis I, fue el emplazamiento de los obreros destinados a la construcción  de la nueva necrópolis Tebana, cuyo trabajador perteneciente al poblado,  Inheret Khai, es el que escribe la carta, y que probablemente, sería el capataz, o alguien con un estatus importante, ya que sabe leer y escribir.
En Egipto, quedan pocos restos escritos que no fueran las paredes de las tumbas, tanto de faraones, como reinas o nobles, y el motivo es que el papiro era caro y no se podía obtener fácilmente, aparte, su conservación es muy precaria,  y por otro lado, no todos sabían leer y escribir, era una profesión en si misma, de donde se  obtenía un estatus social alto, aunque a partir del Imperio Nuevo, se ha encontrado más documentación, sobre todo en las tumba.  Del texto también se puede desprender el poder del visir, donde sólo el faraón estaría por encima de él,  se ve claramente como debe de ser informado de todos los pasos que se dan en la construcción del monumento, ya que se le  está pidiendo permiso para pedir los materiales a quien corresponda, en este caso, a los sumos sacerdotes y a los responsables del tesoro o hacienda del faraón, quedando patente la organización social de Egipto. Por el material que necesita, podemos deducir que, al menos en algunas zonas, están ya en la fase de decoración y pintura,  pide pigmentos, aglutinante (resina) y mechas para lámparas, necesarias para ejecutar el trabajo, ya que en las galerías subterráneas donde se encontrarían trabajando, no habría luz y podemos deducir, que al pedir resina, van a utilizar la técnica de la acuarela, que empleaban con relativa frecuencia, aunque era mucho más común la técnica de pintura al temple. En la lengua egipcia, en el Imperio medio, nuevo y tardío, había  escritos utilizando jeroglíficos y escritura hierática, ya que el demótico derivado de la escritura hierática  apareció hacia el año 650 a. C. y perduró como lengua hablada hasta el siglo V d. C, por lo que podemos presumir, que el documento que nos ocupa,  estaría escrito  en hierático, que era la lengua empleada para documentos oficiales, mercantiles, sociales etc, dejando los jeroglíficos para la decoración de las tumbas y algunos documentos religiosos importantes.  A modo de curiosidad diremos que Champollion en 1822, y gracias al descubrimiento de la piedra roseta, fue el que descifró la escritura jeroglífica  y demótica, ya que en dicha piedra se encontraban fragmentos en estas dos lenguas y una traducción en griego, lengua esta última conocida, gracias a lo cual fue posible su traducción.
El Imperio Nuevo fue una época de esplendor,  Egipto se convierte en la primera potencia económica del momento. El arte y la cultura experimentan un avance gracias a la diplomacia y el comercio. Podemos decir que este periodo fue muy prolifero en construcciones, siendo las más importantes, tanto las funerarias como las religiosas, construyéndose en esta etapa los templos de Karnak y de Luxor, paradigmas del Reino Nuevo, dedicados a Amón, como dios Tebano por excelencia y diversos Templos conmemorativos como el de Hatshepsut o el Ramesseum mandado construir este último por Ramsés II, así como los speos colosales de Abu Simbel, donde queda reflejado su grandeza, ya que se considera a este Faraón como uno de los más grandes de la historia de Egipto. El enterramiento de los faraones ha sufrido una evolución en cuanto al tratamiento, por una lado vemos que en Egipto, los faraones eran enterrados en mastabas,  posteriormente llegan las pirámides, que  están enmarcadas dentro de un complejo funerario con muro circundante, donde también nos encontramos con un  templo, calzada, pirámides satélites… , y por último en Hipogeos, de donde   El Valle de los Reyes es la necrópolis real de los faraones de las Dinastías XVIII, XIX y XX, excavada en la ladera de la cordillera oeste de Tebas. Se buscaba seguridad, ya que había muchas profanaciones y saqueos, por lo que la fachada del hipogeo era muy austera e incluso a veces, disimulada en la roca,  y también por la concepción osíriaca del más allá, en los profundos y oscuros hipogeos que simbolizan el viaje nocturno del Faraón.  En cuanto a la decoración de las tumbas, serán bajo relieves policromados, así como pintura, donde se pasa,  de una iconografía de ofrendas a los dioses y al Faraón como fuerza divina, a relatos de la vida cotidiana, de la vida del difunto e imágenes tradicionales, donde las figuras, hieráticas, frontales, de colores planos, dan paso a un estilo de figura con más gracia y movimiento, con rasgos menos severos y más naturalista, incluso, hay una nueva iconografía, aparece el carro y nuevas herramientas introducidas por los hicsos, así como  escenas de batallas, ya que es un periodo expansionista,  que aun siguiendo el canon estilístico, se ve mucho más movimiento y libertad plástica,  ayudada también por un ampliación en la  gama de pigmentos.